Cap. 3.1

     Bruno y Darién se van conversando sobre las diversas tareas en las que podría ayudar, Rosa y Youlin halan por un brazo a Renata, reclamándole lo lenta en captar las señas, Renata protesta por el fuerte tirón, segundos después entran en cuenta…. ─ ¿Crees que sea buena idea que Darién…? ─. La pregunta de Rosa queda al aire al ver la expresión de Renata, definitivamente dejar solo a Darién era un desastre seguro, aunque la palabra desastre sonaría leve, como para darle un sentido decente a sus resultados, y más si ya sospechaban que sea un Nefilim. ─ Será mejor que busquemos ese sello rápidamente y salgamos corriendo de aquí ─. Propone Youlin abriendo el diario de Lenaya. ─ Yo iré a asegurarme que Darién no se meta en problemas ─. Propuso Renata enfilándose sin esperar opinión por parte de su hermana o de la arqueóloga.

     Por más que intentaron darle vueltas al acertijo, Youlin no pudo entenderlo o no quería ya que para ella le resultaba algo inquietante. ─ *El circulo guerrero que derramó sangre, sangrará nuevamente en su destrucción* ─.

     El acertijo no pintaba nada bien, para Rosa se interpretaba como una masacre, ¿y quién más para hacer tal masacre que Darién?, pero por más que trataba y trataba no le gustaba la idea de masacrar todo un coliseo lleno de refugiados y bendecidos.

     ─ Quizá no sea necesario matar a éstas personas ─. Refutó Youlin algo meditabunda. ─ ¿Tú crees? ─ Dos razones, una: la brújula está loca dando vueltas en círculos y dos: habla de un circulo y el coliseo es circular ─ Pero también puede ser un circulo de personas, como un sacrificio ─ ¿Tienes que ser tan pesimista, Rosa?, si lo piensas bien, el acertijo que desciframos para buscar la tumba no incluyó nada de sangre ─ Tal vez porque era Harley, pero esto se trata de su esposo, ¿Lo oyes?, su esposo ─ Creo que estamos en un gran conflicto ─ ¿Conflicto? ─ Tu y yo tenemos razón en nuestros puntos ─ Otro punto a mi favor, Harley me contó que era un gran guerrero, por lo tanto, es como yo digo ─ Insisto, otro punto a mi favor, ellos buscaban de proteger, no de matar ─ ¿Cómo estás tan segura? ─ (ligero encogimiento de hombros), Las Eternas me lo explicaron, así que, si se ha de derramar sangre sería de demonios o ángeles o… ─ Nefilim ─. Finalizó Rosa con los ojos abiertos de par en par, horrorizada, Youlin también abre los ojos de par en par al darse cuenta que si mataban a Darién las tres estarían perdidas, Youlin cierra el diario de golpe y se enfilan a la carrera para evitar tal desastre.

     Pasando por un campo de entrenamiento, Bruno le explicaba a Darién sobre la posible ayuda que podría brindarles. ─ Me ha contado Luciano que eres un buen guerrero, bueno con las espadas ─. Darién afirma con un gruñido. ─ Tus chicas me lo confirmaron ─ ¿Mis chicas? ─ Tus acompañantes quiero decir, tal vez nos puedas ser de utilidad ayudando a mis hombres a entrenar, como verás, necesitamos hombres de tu talla para aumentar nuestras defensas ─.

     Llegan a un circulo de pelea en uno de los extremos del coliseo, unos hombres luchaban fieramente y otros abajo gritaban motivando y dando instrucciones del como atacar y defender, después de un par de intercambios de golpes, los hombres reparan en la presencia de Darién. ─ ¡Eh!, ¡oigan todos!, éste es el hombre de quien me habló Luciano, vino a ayudarnos, se llama Dorian ─ ¡Eh tu!… ¿Quieres sudar un poco? ─. Grita uno de los hombres apoyándose de una cerca que rodeaba el ring, Darién detalla el extraño cuadrilátero, algo no encajaba, unos dibujos intrincados se encontraban plasmados en ellos, cualquiera pensaría que eran grafitis sin sentido, frunce el ceño meditando tal propuesta, con un ligero encogimiento de hombros y una mueca, acepta la petición, Renata le sujeta por el brazo y en voz baja y algo agitada por la carrera le manifiesta en no estar segura si debía entrar, algo no le gustaba.

     Darién se quitaba el abrigo después de asegurarle que todo estaría bien acompañado de un tierno beso, cuando un grito advirtiendo le frenó por completo, las dos chicas llegaron a tiempo, resollando. ─ No te metas ─. Dijo Rosa con la respiración agitada y mirada suplicante, apoyando sus manos sobre sus rodillas, trataba de recordar como respirar, Darién ladea la cabeza en silencio hacia Renata, luego a las chicas y por último al cuadrilátero, se acerca hasta Renata y con dulzura le acaricia la mejilla. ─ Estaré bien ─.

     ¿Pero qué coño tiene en la mente éste Nefilim?, Rosa se acerca y lo toma por el codo y lo lleva a otro lugar dando zancadas. ─ ¡¿No estás escuchando?! ─. Reprende con los dientes apretados en voz baja. ─ Si ─. Esa fue la única respuesta por parte de Darién arrastrando la palabra, no dándole importancia a la reprimenda de Rosa. ─ Encontramos en el diario de Lenaya que para romper el sello alguien tiene que morir ─ Y ese no seré yo ─ ¡¿Acaso quieres morir?!, ¡¿No piensas en mi hermana?! ─ Es por eso que precisamente lo hago ─ ¡Te matarán! ─.

     Darién resopla, ya la paciencia se le estaba agotando. ─ Y cuéntame, ¿Qué dice el dichoso diario? ─. Rosa cierra los ojos frunciendo el ceño, acordándose desesperadamente las palabras de aquel acertijo, pero solo logró parafrasear incoherencias, Darién levanta la mano para callarla. ─ No digas nada, ¿De acuerdo?, no me va a pasar nada, es solo una pelea amistosa ─ (Dientes apretados), Te matarán ─.

     Los hombres ya mostraban cierta impaciencia e inquietud por la tardanza, Darién les hace un ademán para que esperasen otro minuto, se acerca hasta Renata, le vuelve acariciar la mejilla, y con un corto beso le susurra que todo iría bien, le ofrece una sonrisa arrogante a Youlin. ─ Apuesta por mí, come libros─.

     Antes de entrar, le dedica una mirada a Bruno con una sonrisa maliciosa. ─ Si quieres que tus muchachos aprecien una buena pelea, ¿Por qué no hacemos una demostración que valga la pena… Gabriel? ─.

     El Nefilim dijo el nombre lentamente, saboreando el nombre de su adversario, saboreando su muerte, Bruno sonríe en respuesta, ¿Gabriel?, las chicas se miran a las caras nuevamente con sus rostros llenos de asombro y miedo, ¿será el mismo Gabriel de que ellas han oído hablar?, ¿el mismo Gabriel que aparece en los textos sagrados?, Darién le hace un gesto con la mano para que él entre primero, luego entra Darién.

     Las letras del cuadrilátero brillan, por fin Darién se quita los lentes, dejando a relucir el color de sus ojos y en sus labios una sonrisa socarrona dibujada. ─ ¿Reglas? ─. Pregunta Bruno con una expresión neutral, Darién vuelve a recorrer el cuadrilátero con los ojos. ─ Me da igual ─. Suena la campana y los hombres comienzan a girar, midiendo sus pasos, calculando cada movimiento. ─ ¡¿Vas a caminar o a modelar?! ─. Gritó una voz entre la gente. ─ No hagamos esperar al público ─. Opina Darién enarcando las cejas, y ambos se abalanzan a la pelea.

     La demostración del despliegue en la pelea dejó a más de uno con la boca abierta, totalmente atónitos, ninguno parecía ceder en el campo de batalla, donde uno apoyaba fuerza el otro aprovechaba la inercia para desviar o contraatacar, donde provenía una patada ya ésta se veía detenida o esquivada, se aprovechaba hasta el mínimo espacio para defender o atacar, torcer o evitar, a Renata le sudaron las manos en un punto en la que Bruno le aplicó una llave quedándose en el suelo, una presión aplicada como una palanca, la pierna derecha de Bruno apoyada sobre el pecho de Darién mientras que la izquierda se encontraba en el cuello, el brazo de Darién entre ellas siendo sostenida por las manos de Bruno aplicando la proyección como una palanca, ambos totalmente inmóviles, gruñendo por la gran fuerza que hacían para no ceder delante del otro.

     ─ ¿Creías que no nos daríamos cuenta? ─. Pregunta Bruno en voz baja, con los dientes apretados por la fuerza aplicada en dicha proyección, Bruno buscaba por todos los medios de partirle el brazo, Renata dice su nombre en un susurro que fue más un sollozo, una súplica, Darién contrarresta la proyección con un giro, aprovechando la ocasión.

     Ese segundo de descuido de Bruno, torció la muñeca y ahora era Darién quien tenía a Bruno a su merced, los gritos de todos los espectadores opacaban los gritos de Rosa y Renata, Youlin contemplaba aquella pelea como si fuera un gran espectáculo de Las Vegas, con la tensión en que ella se sentía que había apostado todo a Darién, y en efecto, así era, sus vidas estaban en juego, las tres animando al Nefilim a dar lo mejor en la pelea.

     Ambos logran separarse, jadeantes, exhaustos, se medían para el próximo movimiento, ¿Cuánto tiempo habían luchado?, Renata tenía su corazón en la boca y los nervios pendiendo en un hilo. Ambos se vuelven a cruzar de puñetazos, esquives y defensas, una lucha casi desesperada, Darién ataja un golpe de Bruno, torciéndolo lo azota contra las cercas, derribándolo, Renata celebra saltando y aplaudiendo, Rosa sonríe en alivio. ─ ¡Si!, toma lo tuyo perra ─. Gritó Youlin golpeando el aire, entusiasmada por el gran cambio, entrando en cuenta de lo que había dicho y hecho, se aclara la garganta y se acomoda el cabello, ocultando su entusiasmo, las cosas pintaban bien para el Nefilim.

     ─ Estos trucos baratos no sirven de nada ─. Comenta Darién con una sonrisa arrogante, Bruno se levanta, limpiándose la sangre de la boca. ─ ¿Estás seguro, Nefilim? ─. Bruno le corresponde la sonrisa. ─ ¡Sujétenlas! ─.

     La sonrisa de Darién desaparece, Renata grita el nombre de Darién en clamor y advertencia, Bruno mira con una mezcla de horror y asombro al Nefilim. ─ Acabas de cometer un error, nadie se mete con mi trabajo y vive para contarlo ─. Bruno vuelve a sonreír. ─ Este es mi día de suerte ─.

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