A las 7 de la mañana, el barco atracó en las islas Maldivas y comenzó el desembarco de pasajeros. Novalee, permanecía sentada con los hombres armados a su alrededor y Arthur dormido todavía en su cuna.
-¡Ya falta poco para que la electricidad del barco deje de funcionar y entonces, saldremos! – Dijo Yuriv mirando a Novalee –
-¡Pensé que era usted un hombre de honor! – Dijo Novalee con una ceja levantada –
-¡Lamento decepcionarla! ¡No lo soy! – Dijo Yuriv con una media sonrisa –
-¡No es más que un soldado mercenario! ¡Sólo se vende al buen postor! – Dijo Novalee con desprecio –
Uno de los hombres que estaba a un lado de Yuriv, se acercó a Novalee furioso y levantó su arma para pegarle con ella.
-¡Alto! –Gritó Yuriv – ¡Tranquilízate! La señora Farris no ha dicho nada que me ofenda. ¡Sólo ha dicho una verdad a medias!
-¿Verdad a medias? – Preguntó Novalee – ¿No es usted un mercenario? –
-No. Sólo somos dignos hijos de Rusia que durante los tiempos de guerra, hicieron por muchos años trab