Esas pocas palabras hicieron que los ojos de Shane se abrieran de par en par y que se le cortara la respiración.
Cuando recuperó el sentido, se burló.
—¿Qué clase de broma es esta? ¿Intentas hacerme enojar? ¡No hace falta que utilices un truco tan estúpido!
Sacó su teléfono para llamar a Bethany. Tenía pensado decirle que estaba cansado y que no tenía tiempo ni paciencia para ese tipo de juegos.
Pero el celular estaba sin batería. Lo conectó a un cargador y fue al baño a lavarse la cara.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que algo iba mal. Todas las cosas de Bethany habían desaparecido del lavabo. Incluso su taza del estante había desaparecido. Solo quedaba un ligero anillo de polvo.
Shane se dio cuenta de que Bethany no estaba bromeando. Sus ojos se enrojecieron de preocupación mientras corría de regreso al dormitorio.
El armario estaba vacío. La foto de los dos estaba rota por la mitad y solo lo mostraba a él. Las sábanas y las mantas habían sido cambiadas. Ni siquiera queda