No Te Perderé Otra Vez
El silencio entre Nate y Margareth fue denso, como un muro invisible y frío. Pero él no la miró dos veces. No le interesaban sus palabras ni su postura quebrada. Solo tenía una prioridad y corría con su nombre tatuado en la sangre.
Claire.
Nate atravesó los pasillos del hospital con el corazón golpeando en la garganta. Pisó el ascensor con la fuerza de una sentencia, golpeó el botón del piso de psiquiatría y apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. Cada segundo se sentía eterno. Cada persona que lo miraba, cada voz que murmuraba su nombre como un eco de escándalo, era irrelevante.
Pero cuando las puertas se abrieron… la mujer no estaba allí.
Una enfermera lo interceptó antes de que pudiera gritar su nombre.
- Doctor Harrington… la doctora Bennet ha sido trasladada. Se desmayó tras la intervención. Está en la unidad de maternidad, sala 3.
Nate no esperó agradecimientos. Giró sobre sus talones y echó a correr.
La luz cálida del ala