Ella había tenido prisa cuando había salido por la mañana. Sin prestar mucha atención al tiempo, había tomado una chaqueta y había salido de su casa. Además, no tenía intención de quedarse fuera mucho tiempo.

"¡Vamos a tomar un café!", sugirió Elliot.

"No quiero". Avery había comido demasiado en el almuerzo. "¡Solo vayamos a caminar!".

"Claro".

Con la chaqueta de Elliot sobre sus hombros, ella podía sentir su aroma mientras él ocupaba sus pensamientos.

Si el hombre que estaba a su lado no fuera Elliot, ella definitivamente no se quedaría afuera con el viento frío.

"Me malinterpretaste la última vez que hablamos por teléfono", dijo él, rompiendo el silencio. "No mencioné a Shea para evadir el tema. Me entristeció que dijeras eso".

El corazón de Avery se calmó ante la voz grave y ronca del hombre, aunque podría haber discutido con él si lo hubiera mencionado por teléfono.

"¿Por qué mencionaste a Shea entonces? Elliot, ya no somos niños y no disfruto las adivinanzas". Avery levant