"Cariño, ¿vas a regañarla? No le grites. No me quejo de ella. Debe de estar harta de verme todos los días". Elliot defendió a Layla.
"¿Cómo se te ocurre? Ya está muy grande, ¿cómo iba a regañarla por algo tan insignificante?". Avery no pudo evitar sonreír. "¡Pásale el teléfono!".
Elliot seguía preocupado. Preguntó: "¿Qué piensas decirle?".
"Solo voy a pedirle que se preocupe más por su papá. ¿Por qué no puedo decirle eso?", preguntó Avery.
"Claro que puedes. Tú sigues siendo la que más se preocupa por mí". Elliot se acercó alegremente hacia donde estaba Layla.
Después de pasarle el teléfono a Layla, Elliot se puso a su lado, intentando escuchar fragmentos de su conversación.
"Layla, ¿te estás divirtiendo hoy?", le preguntó Avery con dulzura.
Layla sonrió ampliamente. Su tono era entusiasta. "Estoy contenta. ¡Mami! ¡Estoy muy contenta hoy! ¡Qué bonito se ve todo! Acaban de grabar al tío Eric esquiando tras el dron. Guau, ¡se ve tan guapo! ¡El tío Eric se ve genial esquiando!".