—Vaya… parece que seré su compañero de ascensor el día de hoy —alcé mi mirada sorprendida al escuchar su voz, cuando mis ojos recayeron en él, lo pude ver alto y gallardo con una sonrisa en sus labios, deshipnotizándome, solté un fuerte suspiro para apretar de nuevo los botones.
—No gracias, esperare a que vuelva a subir —pulso los botones impidiendo que las puertas se cerraran.
—No tengo nada de prisa, tengo mucho tiempo —dijo con descaro y esa sonrisa en su semblante que tanto empezaba a fastidiarme, era como si se estuviera burlando de mí. Volví a pulsar los botones y el hizo lo mismo, lo miré con enojo mientras el ladeaba su sonrisa, suspiré cansada y sin más entre dejando que las puertas se cerraran. Estos malditos ascensores siempre estaban a rebosar de persona, y hoy precisamente tenían que estar vacíos. Sin poder aguantar mas este silencio y sus miradas que claramente eran hacia mi solté directa lo que se me estaba atorando.