Capítulo 907
El tallador entregó las fichas a Simón como compensación.

Ahora, frente a Simón, había una pila de fichas que sumaban un total de cuarenta millones, como una pequeña montaña.

Pilar se recostó un poco en Simón, sintiéndose incapaz de mantenerse erguida.

Ahora, solo sentía que su cuerpo estaba ardiendo, muy débil y sin fuerzas, solo quería apoyarse en Simón.

No sabía si era sugestión o por alguna otra razón, pero Pilar sintió que emanaba de Simón una fuerza muy poderosa, una sensación de apoyo que la sostenía.

En ese momento, Simón miró con indiferencia a Lorenzo y David y les sonrió: —¿Quieren seguir jugando, caballeros?

Era una provocación absoluta.

Incluso los espectadores podían ver claramente y entender lo que estaba pasando.

La expresión de los dos hombres se volvió sombría. No podían realmente tolerar ser desafiados por alguien sin experiencia.

—Traigan las fichas restantes, los noventa millones de dólares, y déjenlos todos aquí, — gritó furioso David.

—Tráiganmelas todas. N
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