Capítulo 650
Simón no esperaba que una simple frase improvisada provocara la incomodidad de este anciano, lo cual resultó un tanto embarazoso.

Afortunadamente, en ese momento Braulio se puso de pie y le dijo: —Perdón, señor Teodosio, este es un joven compañero mío, no sabe mucho al respecto, le ruego que no le tome en cuenta.

El anciano miró a Simón, refunfuñó fríamente y no dijo nada más.

En ese momento, Braulio le susurró a Simón: —Este es el señor Teodosio Romeo, discípulo directo del señor Eufrasio, también es uno de los distinguidos evaluadores de hierbas medicinales en Alcoria. No te metas en líos con él, o no me responsabilizaré.

—Está bien, — Simón encogió los hombros, algo resignado.

En ese instante, Liberio también le echó una mirada de reojo a Simón y luego dijo con tono ligero: —Bien, ahora comienza la primera ronda de subastas.

Enseguida, una bella mujer vestida con una larga falda llegó sosteniendo delicadamente una bandeja cubierta con un paño rojo y se colocó al lado de Liberio.

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