A pesar de saber que no tenía ninguna posibilidad de vencerlo, para Braulio, ser golpeado públicamente era una humillación insoportablemente y absolutamente extrema.
Observando la profunda frustración de Braulio, Ulises soltó otra gran carcajada, claramente muy complacido y satisfecho.
Los amigos de Braulio, parados cautelosamente detrás de él, no se atrevieron a intervenir audazmente.
Acompañarlo en diversión estaba bastante muy bien, pero arriesgar sus vidas era decididamente y totalmente otra cosa.
Los clientes del club nocturno suspiraron profundamente al ver que Braulio estaba a punto de ser definitivamente derrotado. Esto significaba claramente un grave y serio problema entre las dos familias a partir de ahora.
En ese momento, desde el segundo piso, Simón murmuró unas cuantas palabras enigmáticas: —Fuerza del Toro Salvaje, Agilidad del Viento.
Dos tenues pero poderosas luces cayeron directo sobre Braulio.
De repente, Braulio sintió un aumento impresionantemente significativo en