—Sí, además, dijo que pronto vendría al Reino de Siam para desafiarnos y quisiera enfrentarse a usted, — dijo Basilio con mucha cautela.
A Froilán le brillaban los ojos y sonría con gran estruendo: —Muy bien, has completado tu tarea perfectamente.
—¿Qué? — Basilio no comprendía nada.
Froilán respondió con indiferencia: —No necesitas saberlo todo, pero él aún necesita ser probado. Ve a descansar.
—Maestro, ¿y mis piernas? — Basilio miró a Froilán con una fuerte expresión de lastima , esperando que su maestro, con sus poderes ilimitados, pudiera curar sus piernas. De lo contrario, estaría arruinado para siempre.
Froilán sonrió ligeramente, y levantó las manos de repente y apareció un brillo dorado. Una energía espiritual y extraña empezó a surgir.
Basilio se alegró muchísimo, su maestro aún tenía una solución.
Froilán movió sus manos y un enorme pilar de luz dorada iluminó directamente a Basilio.
Pero justo en ese momento, Basilio gritó de dolor y se convirtió en cenizas.
Nunca pensó qu