Nicasio le echó una mirada de sorpresa a la armadura brillante de Simón, y una sonrisa muy helada se dibujó en sus labios. —Vaya, parece que tienes algo de talento.
Simón, al escuchar esto, soltó una risa bastante despectiva y respondió con sarcasmo: —Por supuesto. Pero tu armadura tecnológica, no parece gran cosa, ¿eh?
El rostro de Nicasio se ensombreció furioso al instante. Se giró bruscamente y sacó una extraña arma de francotirador de una delicada caja, que medía más de dos metros de largo.
El arma era completamente plateada, con líneas muy elegantes, un cañón largo y un cargador enorme. Nicasio se la echó al hombro y apuntó directo a Simón.
Inmediatamente, apareció un punto negro en el cuerpo de Simón.
Nicasio rugió con gran ferocidad: —¡Chico, prueba en este instante el sabor del rayo de la muerte!
Romualdo, con una sonrisa de satisfacción total en el rostro, dijo: —Valentín, deberías saber que el rayo de la muerte es un hechizo de muy alto nivel. No importa cuál sea tu nivel, ti