Simón observó las motocicletas estacionadas a su lado y preguntó con calma:
—¿Estas son sus motocicletas?
Thalon, mirando de inmediato las motos, respondió:
—Sí.
Sin embargo, al observarlas con más detenimiento, pronunció sorprendido:
—Esto no está bien. Cuando llegamos, había cinco motocicletas, pero ahora solo veo cuatro. Alguien se ha llevado una.
Simón sonrió de manera ligera, como si ya supiera la respuesta, y comentó:
—Parece que algo ocurrió entre ustedes ocho. Alguien mató a Salian.
Al escuchar estas palabras, Thalon se quedó en shock por un momento, claramente desconcertado. Luego, reaccionó de inmediato, su rostro se tornó preocupante mientras decía:
—Si eso es cierto, entonces solo puede haber una explicación... Strian, ese enano... ¡Dios mío! Siempre dijo que sería leal a Salian hasta el final, pero no imaginé que llegaría al punto de matarlo y secuestrar a Isolyn.
—¿Isolyn? —preguntó Simón, levantando una ceja con mucho interés.
Thalon lo miró con furia y respondió:
—Es la