Lucas
Desde el momento en que estos hombres habían entrado a mi casa sabía que mi destino estaba sellado.
—¿Qué demonios? ¿Cómo se atreven a entrar así? —decía yo a los gritos mientras la policía entraba por la puerta de mi casa empujando a Victoria como si ella no existiera.
—¿Quiénes son ustedes? ¿Con qué derecho entran a mi casa?—preguntaba mientras me colocaba enfrente de ella y la alejaba de todo este embrollo que se comenzaba a formar. Los policías ni siquiera me contestaban pero desde atrás sobresalía una voz que ya yo conocía muy bien.
—Señor Dantes... —
—¿Detective Fernández? —preguntaba asombrado.
Había visto al hombre ya unas cuantas veces y si bien no suponía que me fuera a prestar una atención más dedicada, me sorprendía que viniera así, sabiendo él lo que sucedería si se metía conmigo. Especialmente de él y todos sus problemas, demasiado oscuros para un personal de la policía.
—¿Podríamos hablar en un lugar más tranquilo? —pregunta él y le hace señas a sus hom