Capítulo 7. Secuestro.
De tantos gritos y pataleos que había dado de un momento a otro uno de los matones me había dado un golpe tan fuerte que me hizo ver estrellas y luego una oscuridad me invadió por completo. Caí en un pozo de oscuridad total en donde perdí todas mis fuerzas y ya no pude moverme.
Mis sueños eran tan extrañas que de un momento a otro cambiaban sin sentido alguno, por momentos oía gritos y por otros momentos simplemente silencio y una oscuridad que ni siquiera podía ver mi propia sombra. Hasta que unos gritos que resultaban más reales que sueños comenzaron a despertarme de mis sueños tan extraños.
— ¡Despierta maldita zorra! — un grito y una sacudida bien fuerte logró finalmente que abriera los ojos para encontrarme con un hombre supremamente aterrador.
— ¿Quién diablos es usted? ¿Qué quieren conmigo?
— Mejor te callas y no te me pongas brava porque tendrás muchos problemas.
— Ustedes no saben con quién se están metiendo, a mi hermano no le temblará el pulso en acabar con todos uste