Un momento único

Capítulo 8

Un momento único. 

True Jason. 

Mis dedos se desplazan por las teclas del piano, siento la melodía en lo más profundo de mi ser, es como si fuera una sola con esta pieza de arte musical. Por eso, amo la música, te transporta a otro lugar donde nada más eres tú con el instrumento y la melodía.

 Estoy tan inspirada, que por un momento olvido que estoy al lado de Ezio, luego siento sus manos unirse a la estrofa de la pieza que estoy tocando, lo miro tocar el piano como todo un profesional, y siento que es la persona más increíble que haya conocido jamás. 

Es tan hermoso apreciar el talento que posee este hombre, además de su destreza al mover sus dedos, sin necesidad de ver las teclas, ya sabe de memoria las notas y únicamente sigue la melodía. 

Algo bastante difícil para los músicos es tocar solo guiándose por una melodía, sin embargo, él ha desarrollado un oído muy afinado con el que sigue cualquier sonido volviéndolo música. 

Ambos tocamos dejando el alma en ese piano, y por un momento me siento en un cielo rodeado de notas, un paraíso donde la música es nuestra fuente de juventud, nos llena de una paz increíble, que únicamente se puede sentir a través de estas perfectas notas. 

Mientras tocamos, por accidente nuestras manos se rozan, yo siento una ligera corriente en cada espacio de mi frágil cuerpo. Lo observo para darme cuenta de que tiene un perfecto rostro, y apreciarlo cuando toca el piano, es todo un deleite. 

Sonrío dentro de mí, sin embargo, él se detiene, me quedo un poco sorprendida, no sé si por alguna razón sabe que lo estoy observando, pero gira su rostro en la posición que yo estoy. Sus ojos están cerrados y con un tono dulce, que parece un susurro expresa.

 — Es maravilloso esto—. Yo pienso unos cortos segundos para responder. 

—Si la verdad, estar en contacto con la música es otro nivel—. Sonríe negando con su cabeza. 

—No me refería a eso, hablo de que es perfecto tenerla aquí, solamente escuchado cómo es una sola con el piano, me inspira mucho—. Siento mis mejillas arder, para ser sincera, no estoy acostumbrada a palabras bonitas de un hombre guapo, como lo es, Ezio dubois.

 —A mí también me ha gustado mucho tocar el piano con usted, y déjeme decirle que tiene un talento nato—. Hace una pequeña reverencia con su cabeza, en modo de agradecimiento, sé que lo hace en son de broma, pero todo cambia cuando se queda totalmente quieto, al parecer piensa en algo, pero no logro adivinar que es. Por fin se atreve a hablar, y con un tono que suena apenado, pregunta. 

—¿Le molestaría que yo pueda usar mis manos para tocar su rostro?—. Trago saliva, por el hecho de que no sé cómo reaccionar o que responder, él sonríe un poco nervioso para añadir —No lo tome a mal, es solo para memorizar sus facciones, así me puedo hacer una mejor imagen de usted—. Sonrío aceptando para tomar sus manos con mucha delicadeza, las llevo a mi rostro, él empieza a utilizar sus dedos mientras describe de a poco cada detalle de mi rostro. 

—Esta es su nariz, la verdad se siente pequeña y respingada. Debe ser hermosa—. Hace una pausa para emplear ambas manos y ponerlas a cada lado de mis mejillas. 

— Sus mejillas son suaves y delicadas, creo que empiezo a hacerme una mejor imagen de ti... Oh, perdón, ¿No le molesta que le hable de tú?—. Yo niego con mi cabeza. 

—Perfecto, ahora voy con los ojos, tendré cuidado para no lastimarte—. Utiliza la yema de sus dedos para sentir la forma de mis ojos, de manera muy sutil peina mis pestañas sonriendo.

 —Debes tener unos ojos muy hermosos, y tus pestañas son largas—. Sigue hasta mis cejas, recorre la forma de ambas con los dedos pulgares llevando hasta los laterales de mi cabeza, baja un poco por las mejillas nuevamente, hasta llegar a los labios, ahí se detiene usando un solo dedo pulgar. 

—Tus labios son...—. Hace una pausa, yo siento que la respiración se me corta, poco a poco acerca su rostro al mío, de manera lenta, y no puedo creer que él está a punto de besarme, siento que mi corazón saldrá de mi pecho, las palpitaciones son muy aceleradas. 

Sigue frotando mis labios con su dedo pulgar, de forma tan delicada que estoy en éxtasis completo por su toque tan suave y perfecto.

 Lleva su dedo a mi barbilla sosteniendo para acercar sus labios a los míos, le ayudo un poco para que pueda serle más fácil, de esa manera en un pequeño beso ambos nos unimos, pero todo se corta muy rápido, ya que escuchamos la voz de su madre quien nos interrumpe en el peor momento. 

—Ezio, qué sucede. Hace mucho que no re escuchaba tocar el piano—. Expresa su madre bajando las escaleras, yo me acomodo carraspeando, por el hecho de que me siento un poco avergonzada, la verdad espero que su madre no nos haya visto. 

—Buenas noches, mamá, sí hace mucho que no lo tocaba, pero está noche es especial—. Dice con una sonrisa, rebusca mi mano para que ambos nos levantemos de esa banca y poder saludar a su madre. 

Ella termina de bajar las escaleras, se para frente a nosotros para mirarme de pies a cabeza. 

—¿Y quién es la señorita? Se me hace familiar su rostro— Ezio sonríe para presentarme con su madre. 

—Madre, te presento a la señorita True Jason, ella fue la paramédica que me ayudo el día de mi caída—. Yo extiendo mi mano para presentarme, sin embargo, ella arruga su nariz poniendo mala cara. 

— Ah, si, ya la recuerdo. No la reconocía, ese día llevaba uniforme—. Hago una cara de "quiero desaparecer" ella termina estrechando su mano con la mía, pero de una manera que parece como si yo fuera a contagiarla de algo malo. 

Para ser honesta, tuve esa impresión desde que conocí a esta mujer, se ve bastante dura y por un momento agradezco que no nos haya visto casi besándonos.

 —¿Y siempre acostumbra a salir con antiguos pacientes?— Me quedo estupefacta, las palabras de esta mujer son más afiladas, que un cuchillo de carnicería.

 —¡Mamá, que imprudente! Yo fui quien invitó a la señorita, así que por favor sé más respetuosa— Ella gira sus ojos para expresar de manera desinteresada. 

—Solo fue una pregunta, no tienes que tomarlo todo a mal. 

— Mamá, ¿Nos dejas solos? Por favor— Él se nota molesto, y su madre parece que fuera a matarme con su mirada de asesina en serie. Se da media vuelta para marcharse por dónde vino. 

—Bien, los dejo, iré a mi habitación— Por fin nos deja solos y yo únicamente quiero regresar a casa, esta mujer me causa terror. Y más con la idea de que es sobreprotectora, con él. Ezio busca mis manos para sujetarlas, se pone de pie frente a mí y de esa manera expresa en un tono bajo muy dulce. 

—Ya te había hablado de mi madre, ella es todo un caso, pero tú nada más ignórala—. Hago una mueca de lado, porque para ser sincera, temo que ella piense que soy una aprovechada o algo por el estilo. 

—La comprendo, seguramente es porque te quiere mucho y quiere que estés bien—. Termino diciendo, para justificar su comportamiento de leona cuidando a su cría. 

—Ni lo digas, que si logra escucharte, luego lo usa a su favor. Ella es manipuladora, y si no logras lo que quiere, se enoja mucho. 

—Las madres son así, la mía casi me convence de quedarme en casa, antes de poderme independizar. 

—Si yo llego a mencionar la palabra independizarme, a mi madre seguramente le dará un ataque al corazón— Abro mis ojos como platos.

 —Creo que lo puede llegar a entender, es solo de costumbre. Mi madre fue así en un inicio, incluso dejo de hablarme por un tiempo, pero luego se acostumbró. 

—No creo que mi madre vea buena idea eso, ella dice que estoy bien aquí, y no es por ser un fanfarrón, pero soy millonario y vivo con mi madre... 

—Eh, bueno, pasa en las películas, pasa en la vida real—. Digo con tono despreocupado 

—Bien, supongo que ya debo irme, mañana debo trabajar y creo que le pasé de la hora para dormir—. Digo en tono de broma, él se ríe entendiendo, me guía de nuevo a la salida para subirnos en el auto.

 Mientras el chófer conduce, yo únicamente pienso en ese lindo momento en que nuestras manos se cruzaron, también cuando sus dedos rozaban mis labios y cuando estuvo a punto de besarme, únicamente alcanzó a ser un roce muy leve entre nuestros labios, pero no dejó de ser algo maravilloso. Él me saca de mis pensamientos preguntando. 

—¿Está todo bien? La siento muy callada—. Yo me rasco la cabeza a modo de incomodidad, ya que no acostumbro a pensar en cosa como esas, y menos teniendo a esa persona que es el causante de mi distracción, a mi lado. 

—No, no, es que a veces me suelo distraer con cosas muy pequeñas— Sonríe de una manera, que casi puedo saber lo que piensa. 

—Te entiendo, y siendo muy honesto. Hay una cosa que pasa por mi cabeza, y lamento no haya podido darse—. Trago saliva entrelazando mis dedos, me siento ansiosa y nerviosa al mismo tiempo, quiero preguntar, pero a la vez es un poco difícil para mí, puesto que no estoy acostumbrada a ser directa. 

—Bueno, supongo que habrá otra oportunidad—. Termino respondiendo como quien no quiere la cosa, él sonríe hace nuestra distancia más estrecha, busca mi mano para dejar un suave beso en ella diciendo con un tono bajo.

 —He pasado una velada maravillosa, espero pueda repetirse nuevamente.

 —Yo estaré encantada—. Digo antes de que el auto se estacione frente a mi departamento, miro a través del cristal sintiendo una triste sensación que me deja un vacío en el pecho. 

Es que no quiero que esta noche se termine, pero es momento de volver a la realidad, luego de este fantástico sueño. Acerco mi boca a su mejilla, dejo un beso lento para despedirme de él. 

—Te veré pronto—. Él se queda muy quieto, tiene sus ojos cerrados, respira profundo respondiendo. 

—Te veré pronto, hermosa dama— De esa manera nos despedimos, y al bajarme de ese auto siento como si caminara en las nubes, hoy ha sido una hermosa noche y luego de tantos años, por fin conozco a un caballero como en los cuentos de hadas. 

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