"Señora, entremos a hablar". Neil notó lo fea que se volvió la expresión de Luna, por lo que se acercó a Natasha y sonriendo le jaló de las mangas. “Hay mucha gente en nuestra comunidad, los vecinos hablarán. ¡Será mejor si hablan adentro!”.
Natasha frunció el ceño y quiso rechazar a Neil hasta que lo miró bien a la cara.
Esa cara...
Inexplicablemente ella pensó en Luna Gibson cuando era joven. El aura de ese chico, su olor y esos ojos enormes iluminados por las estrellas eran iguales a los de Luna Gibson cuando era joven.
Todos sus pensamientos volaron por la ventana cuando Natasha lo miró.
Después de un rato, Natasha suspiró y dejó que Neil la guiara adentro.
El exterior de la casa no era diferente a la de los demás. Lo que Natasha no esperaba era que el interior, decorado de forma sencilla y limpia, tuviera las paredes y los techos carbonizados con marcas de incendio.
Aunque se repintara la casa, no se podía cubrir por completo las marcas de incendio.
Natasha se detuvo un