Fingía leer mientras él se aferraba al control de su videojuego, llevaba días planificando como decirle e incluso había ensayado frente al espejo y a pesar de tener días de anticipación para invitarlo lo postergó hasta ese momento.
–Asher… –le llamo, cerrando el libro y sacando de entre las páginas el pase rosado.
–¿Qué? –le respondió mientras levantaba el control a lo alto sin dejar de ver la televisión.
–Mañana es mi competencia –comenzó a decirle mientras se levantaba de la silla con el corazón latir a toda velocidad.
–Ajá… ¿y luego?
–Bueno… yo quería…
–¡Mierda! –exclamó al pararse repentinamente del sofá y lanzar el control a