Giancarlo:
Me pareció extraña la petición de él, pero me di cuenta de sus intenciones cuando me hizo señas que lo siguiera. Llegamos a su despacho, supongo que no desea interrupciones. Es raro sin embargo si busca pelea lo evitare en lo posible, aunque si no queda otra alternativa.
—Toma asiento. – Me pide.
—Estoy bien. – Lo veo serio.
—(Suspira) Disculpa si no te ofrezco nada. Como comprenderás estoy en un proceso rehabilitación y no hay una sola gota de alcohol en el lugar para evitar tentaciones. – Me cuenta.
—¿Qué deseas? – Le pregunto, no quiero perder el tiempo en cosas sin importancia.
—¿Por qué estás aquí? ¿Por qué me ayudas? — Me cuestiona.
—Antonella — Es mi respuesta. — Suficiente ha padecido contigo como para agregarle más problemas —
—¿Es una especie de tregua? — Está incrédulo.
&n