25.
Dudó un instante antes de entrar, pero ya había tomado una decisión. Dio un paso hacia el interior del bosque, cuando una voz la detuvo:
—¿Vas a ir sola?
—¿Anthony? ¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendida.
—Te vi esta tarde en el patio de la academia. Imaginé que ibas a hacer una estupidez.
—¿Cómo supiste que estaría aquí?
—Te estuve siguiendo ayer. Escuché lo que hablaste con el profesor Corel, y cuando vi cómo mirabas el bosque, supe que ibas a intentar ayudar en esta guerra.
—Pero eso no tiene sentido. ¿Cómo sabes algo así?
—Mi padre me mantiene al tanto de lo que ocurre. Supe que hoy participaste en la reunión. No te preocupes, no pienso delatarte ni detenerte. Pero el bosque no es lugar para ir sola.
—¿Planeas acompañarme?
—Sí. Por eso vine. Estaba esperándote.
—Es peligroso, no quiero involucrarte. Podrías tener problemas con tu padre.
—Por alguna razón, mi padre te tiene en un pedestal. A sus ojos, pareces la persona más increíble del mundo. Si salvo tu vida, supongo que me valor