Un compañero de alto nivel

Chelsea estaba flotando en una nube, la manera de Steve tocarla, besarla, y hacerla suya era única y maravillosa. Aquel hombre tenía el poder de doblegarla con tan sólo tocarla. Chelsea arde de deseo y lujuria frente a él.

Abrió la puerta del apartamento, escuchó ruidos y vio la luz encendida, aquello la puso algo nerviosa, no era lógico que alguien estuviese, excepto que…

Dejó su bolsa sobre la mesa de centro y fue hasta la cocina, allí estaba, sí era su gran amigo Gustavo que había regresado finalmente.

—¡Gus! Volviste —se cuelga a su cuello y él la sostiene de la cintura dando vuelta con ella.— ¡Me alegra que hayas vuelto, se me hizo una eternidad ese viaje tuyo.

—A ver querida, que exagerada eres, apenas fueron unas semanas. Una semana de los last, en la que me divertí a lo grande en ese crucero.

—Bueno si tú no me extrañaste, yo sí lo hice —se cruza de brazos haciendo pucheros.

—Claro que te extrañé mi pecosita. Imagínate cada vez que veía uno de esos millonarios en el restaurant
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