—Necesito... aire. —Jadeé apoyándome de Colm, él me llevó en un parpadeo fuera de la cabaña.
—Nunca había visto nada igual, se supone que debías convertirte al cuarto día y ya pasó una semana desde que despertaste. —Dijo él mientas yo luchaba por respirar con normalidad. —Algo va mal contigo.
— ¿Y ahora te preocupas por mí?—Lo miré, furiosa. —Si ustedes hubieran creído en mis palabras no estaría en esta maldita situación, ¡podría incluso estar molestando a Spencer!
—Te he dicho miles de veces que lo lamento.
—Eso no detendrá mi maldita transición.
Dos días después de que despertara y Cedric me mantuviera en una especie de calabozo, al fin se supo la verdad. Yo no había alertado a mis mentoras que saldría, sino una loba con se