Dante
Los ojos de Ava muestran la lucha que está teniendo consigo misma. No sabe que decir y eso me causa gracia. Ella realmente es una mujer que ama su trabajo y lo entiendo perfectamente, porque está en una situación delicada, sin embargo, lo que digo es cierto, yo no voy a permitir que la despidan por algo tan ridículo como es involucrarnos, porque eso no es problema de nadie.
- Yo... Creo que lo mejor es que dejemos esto aquí, por el bien de todos.- suspiro y sonrio lentamente, acercándome otro paso, sonriendo con más confianza cuando llevo mi mano a su cadera. Ella no se aleja, porque su cuerpo, aunque se niegue, sabe perfectamente que reacciona a mí.
- Ava, ¿Me estás rechazando? - pregunto y ella se sonroja inmediatamente.
-No te estoy rechazando... Bueno, en realidad si lo estoy rechazando, porque soy su asistente y usted es mi jefe, por ende, es completamente indebido está situación. Usted debería estar en su casa, no aquí y no puede besarme cada que vez que guste... Más bien