Olor a sándalo, miel y algo más. La mezcla demasiado dulce empalagó la conciencia de Nebraska que se debatía en despertarse o salir de la inconsciencia.
-¿Hasta cuándo pretendes seguir durmiendo?- la voz grave del alfa al que no le tenía muy buenas ganas le hizo poner los pies sobre la tierra y abrir los ojos de golpe para encontrarse en una habitación incluso más lujosa que donde dormía actualmente. A diferencia, que este lugar no lo conocía, ni parecía tener el estilo elegante de Hades.
Se incorporó en el frío piso y el acostumbrado y desagradable ruido, más el peso de los grilletes alrededor de una de sus tobillos la hizo estremecerse tanto que tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad para no vomitar.