A la mañana siguiente, Omar aceptó las clases impartidas por Elbanius, para aprender tiro, una manera de protegerse, los días pasaron y la relación entre ambos, había mejorado, incluso se le veían más animados.

—¿desde cuándo, posees la habilidad de comunicarte telepáticamente Omar?

No sé por dónde empezar. —sacudió su ondeado cabello mojado debido al sudor. — Lo único que creo poder hacer ahora, si quiero protegerla y no perderla, como a Clear, es ser fuerte y no rendirme en nada para mantenerme a su lado. —dijo de manera firme.

— Bien, entonces debes aceptar mi agradecimiento por aliviar mi dolor en este corto tiempo, con tu sola presencia.

Saco un baúl, quitando las cadenas. —Es algo que oculté por varios años…

¿Eso qué es?

Con cofre en mano, se lo entrego. —Es tuyo.

Desde su despacho, Skiller observaba y escuchaba a través de las ventanas, las cuales cubrió con las cortinas, llamando por Azul.

Al parecer, al viejo Elbanius parece caerle en gracia su amiguito. —Se recostó