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— Aléjate de mi vista, por favor. —le exigió Camila al hombre mientras trata de levantarse de sus piernas, pero este la acerca aún más a él, hasta que sus bocas quedaron muy cerca, casi pegados sus pechos y sintiendo sus respiraciones, bueno, quizá la de la chica era la que hasta se lograba escuchar porque estaba demasiado nerviosa y su corazón no paraba de brincar sofocado por la situación.

— No putita, no creas que te volveré a follar. ¡Me das asco! —exclamó el hombre entre susurros, mientras sus labios rosan los de la chica cuando habla, casi mordiéndolos, ya que está demasiado cerca de su boca.

Con un fuerte empujón la chica lo hizo hacia atrás y se levantó, él se empezó a reír a carcajadas, eso hizo que la chica se sintiera demasiado ofendida y maldijera internamente a quien sea que le haya hecho esa trampa.

El hombre intentó abrir la puerta, pero tampoco pudo, a todo eso Camila estaba muy callada y ahora era él quien estaba muy desesperado por salir. Le volvió a acusar de ser la cómplice de la supuesta chica a la que le pagaron, y también le exigió que le llamara a ella para que les viniera a abrir la puerta. Pero ¿Qué va a saber la inocente Camila quien fue la persona que los encerró?

Luego de que el hombre insistiera tanto y Camila le alegara diciéndole que no sabe nada al respecto, él llamó a alguien y esa persona le dijo que debajo de la alfombra que está en la puerta, se encuentra la llave y que la otra se la había quedado él cuando los encerró.

— Se fija viejo, imbécil, que no era yo la que lo tenía encerrado. —le gritó Camila mientras se va alejando de él, ya para la salida de la misma discoteca en la que estuvieron de fiesta la noche anterior.

— Lárguese por su camino y espero no volver a ver su asqueroso rostro nunca más en mi vida. —gritó el hombre, pero la chica apenas le escuchó porque ya estaba muy lejos.

Camila llegó a su casa y como siempre, nadie se interesó por saber la razón del porqué llega hasta esas horas de la mañana. Todos están en la sala viendo la televisión, ¡claro! La mayoría de días no quieren trabajar y se la pasan de holgazanes, pues solo están atenidos a que ella les dé dinero para la comida de la semana y los gastos personales de cada uno de ellos.

Y aunque sus padres sean crueles con ella, pero no le duele ayudarles económicamente porque fueron ellos los que le dieron la vida y le brindaron alimentación cuando era una niña; entonces de una u otra forma siente que es su obligación ayudarles con lo poco que gana de sueldo.

Pero no le gusta que hasta para su hermana mayor tengo que estar trabajando, y todo por el simple hecho de que ella dice que no nació para trabajar y darle el pulmón a otro, que mejor prefiere estar durmiendo en la casa antes de ser la empleada de alguien, y lo que más le duele a Camila es que su padre la alcahuetea como si fuera una niña, prácticamente en esa casa se hace lo que su hermana mayor quiere y ordena.

Después de darse un merecido baño, se vistió con el traje de oficina y se fue a trabajar. Como lo dije anteriormente, ella es la gerente general en una pequeña empresa de venta de telefonía móvil, y aunque a su jefe no lo conoce nadie de allí, pero aseguran que es un magnate millonario del rubro hotelero y otras marcas de tiendas y empresas bajo su responsabilidad.

Al llegar a la oficina se puso a trabajar callada, a ninguno de sus compañeros de trabajo les dirigió la palabra cuando entró, y aunque ellos le saludaron, no les contestó y se hizo como si no les escuchó.

— ¡Buenos días, mi querida jefa! —saludó uno de los jóvenes que acaba de pedir autorización para entrar.

— ¿Hay alguna novedad? —le preguntó Camila de forma brusca.

— Si la hay, sucede que la jefa hoy ha venido de malas pulgas, y nosotros como grupo de compañeros de trabajo y amigos queremos saber qué es lo que le sucede.

— ¿Amigos dices? —Indagó colocándose las manos en la cintura en señal de indignación y se puso de pie para amedrentarlo, ya que ella es un poco más alta en estatura que él.

— Eso es lo que somos jefa, más que un equipo de trabajo, somos amigos. —responde el chico en un completo desafío.

— Los amigos no dejan abandonada a una de sus integrantes de grupo, y ustedes eso fue lo que hicieron conmigo anoche. —le reprochó negando con la cabeza.

— ¿Pero de qué habla jefa? Si usted misma nos mandó a decir con Karely, que no la esperáramos porque se había encontrado con su novio y se marcharía junto con él.

— ¿Karely les dijo eso? —preguntó muy confundida, y es que le cuesta creer que esa muchacha que se ve tan humilde haya sido capaz de inventarse algo como eso.

— Sí, jefa, cuando usted se fue para el aseo, ella salió detrás de usted y luego regresó para darnos esa noticia.

— ¿Así que fue ella la que me hizo esa trampa? —dijo en voz baja tratando de que el joven no le escuchara, pero al parecer sí lo hizo.

— ¿Cuál trampa jefa? —preguntó el joven, quien ahora se nota muy confundido por lo que acaba de escuchar. ¿De avisarnos que usted se marchó a pasar el resto de la noche con su novio? —sigue interrogando el muy desgraciado.

— Pero si ustedes saben que yo ni siquiera tengo novio. — ¡No lo puedo creer que sean tan idiotas y le hayan creído a ella! —exclamó muy molesta, y le ordenó que de inmediato le diga a esa muchacha que se presente a su oficina.

El chico sale en su búsqueda, pero a los pocos minutos regresa y le comunica que esa chica ya ha renunciado, que desde hace media hora está su carta de renuncia en la recepción a la espera de ser entregada a Camila para que la firme y hacerle el respectivo pago por los días trabajados en el mes presente.

— Ni m****a, le estoy firmando esa carta de renuncia, quiero que ella venga personalmente a solicitar su dinero, de lo contrario no pienso ordenar que se le haga efectivo su respectivo salario.

—Camila tomó el asqueroso papel que su ex empleada ha enviado y sin leer una sola palabra de lo que allí está escrito lo lanza a la basura, le importa un carajo si ella la denuncia y el dueño de la empresa la despide. Lo que Camila quiere es que la chica venga y le dé la cara, ella está cien por ciento segura de que fue ella quien hizo ese negocio y en su borrachera la fue a tirar con ese desconocido y ella se quedó con el dinero que ese hombre dijo que le habían pagado. —Eres una m*****a desgraciada y mal agradecida con la mano que en muchas ocasiones te dio de comer cuando no tenías nada, Karely. Pero algún día me las vas a pagar. —dijo Camila, rechinando los dientes y expresándose con todo el odio del mundo, sin acordarse que el joven aún sigue allí.

— Sal de mi oficina y ponte a trabajar. Ah, y no quiero que nadie me venga a molestar si no se trata de trabajo, ¿entendido?

— Sí, jefa, yo mismo me encargaré de negarle la entrada a quien sea.

— ¡Ahora retírate! —le ordenó al joven por segunda o tercera ocasión.

Camila se enfrascó de nuevo en los archivos que está alistando, ya que les han comunicado que hoy llegará el dueño de la empresa y le gustaría presentarle todo en orden para que se quede maravillado de la forma en que su equipo maneja el capital de una de sus empresas.

……

Mientras tanto, en una oficina ubicada en uno de los edificios de la gran cadena de hoteles “El buen gusto” un hombre toca la puerta de esa oficina para poder entrar y darle la noticia del día a su jefe.

— ¡Buenos días, Señor Kaffati!

— Dime cuál es la urgencia que tienes de hablar conmigo, que hasta me has hecho salir de una reunión muy importante con los inversionistas.

— Jefe es que… es que usted ha salido esta mañana por todos los medios televisivos, digitales y escritos.

— Pero eso no es de extrañarse, ¡eres un incompetente! ¿Solo por eso me has hecho perder minutos muy valiosos para mis empresas?

— Yo sé que al principio parece algo normal, pero mejor vea usted el chisme y luego me dice lo que tengo que hacer.

De mala gana el jefe tomó la Tablet que su asistente personal le está entregando, pero al ver el título de la portada se quedó helado, y más cuando vio una íntima fotografía suya junto a la chica de la noche anterior. —Titular del día “Captados por el lente loco de la cámara de un aficionado a la fotografía, podemos ver al magnate de los negocios hoteleros, el gran Nataniel Kaffati, disfrutando de una sesión de sexo en la discoteca de Palermo, con la prostituta, Camila De León”

— ¡Esa m*****a oportunista cree que va a obtener dinero por haber filtrado esa fotografía! —Exclamó Nataniel, mientras da golpes en la pared, ya que está muy furioso porque la chica no cumplió con el acuerdo de confidencialidad.

— ¿Qué me sugiere que haga, Señor? —preguntó el asistente mientras recoge el aparato electrónico que su jefe ha aventado al suelo.

— Quiero que busques a esa tal Camila y la traigas ante mí, antes de que el día se termine. Y también tráeme a la persona que le vendió esa imagen a esos medios chismosos, puede ser que esa persona esté ligada con esa tal, Camila.

— ¡Como usted diga jefe!

— Cancela los pendientes que tenga para hoy, no quiero salir de esta oficina hasta que ese asunto se arregle.

— Pero Señor, desde hace tres meses estamos reprogramando la visita a la empresa de celulares “Comunícate a gusto” yo le sugiero que hoy vaya a ella y las demás sesiones se las reprogramaré.

— Está bien, haré como tú sugieres. —pero tú muévete a encontrar a como dé lugar a esa chica.

...

Hoy la empresa que lidera Camila se siente envuelta en un ambiente tenso. En primer lugar, porque están a la espera de la visita que les hará el dueño, y en segundo lugar porque la chica no les ha querido hablar a los trabajadores, ni siquiera ha salido de su oficina para no verles la cara de compasión o culpabilidad que pondrán, Camila está segura de que a estas alturas del día ya deben de saber que su compañera Karely, les mintió y ellos no debieron haber creído en sus palabras.

Alguien toca la puerta y de inmediato vuelve su cara de molestia porque le pidió a aquel chico que no le dejara entrar a nadie, pero aun así le dio acceso de entrada sin voltear a ver de quien se trata.

— Ya saben que si no es por cuestiones de trabajo no tienen nada que venir a hacer. —Tiró la sátira sin anestesia. 

— ¿Es así como trata a sus empleados, señorita? —Dice una voz ronca, pero a la vez muy seductora que hace que a Camila se le pongan los pelos de punta, y no solo por escucharla, sino por ver de quien se trata.

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