—¡Carajo!— exclamó Cristhofer
—tengo miedo papá— Francesco se coloca el cinturón
—todo va a estar bien pequeño— lo intenta calmar Lena
—¡Dame a mi hijo!— Mei busca otra piedra
—no salgan del auto— Cristhofer se dispone a bajar
—ten cuidado por favor— Lena pasa saliva
—¿Por qué mi madre es tan mala?— Francesco mira con terror a Mei
—tu madre no te merece, eres un niño adorable, no tengas miedo que yo te voy a proteger
—te pareces mucho a mi madre ¿Puedes ser mi mamá?— Francesco suspira
—si tu quieres, lo seré— aquella respuesta agrado a Francesco
—¡Vete Mei!— la señala Cristhofer
—¡No! No voy a dejar que te lo lleves con esa perra de Lena, ¡Maldita zorra! Has regresado a quitarme a mi hijo, ¡Claro, como el tuyo murió! ¡Te voy hacer pedacitos!— Mei grita como loca
Los hombres de Cristhofer, se acercan al escuchar los gritos.
—Francesco está bien a mi lado, y claro que asistiré a tu maldita cita judicial, verás como te voy a quitar los derechos que tienes sobre él, saldrás perdiendo