CAPÍTULO 25
Luana Davis
Quedarme en casa de mi madre no me sirvió para relajar la mente. Me puse aún más nerviosa pensando en todo lo que me estaba contando y en todo lo que vi y oí ayer. Tardé mucho en dormir y no paraba de despertarme, por no hablar de que tenía que levantarme muy temprano para coger el primer barco que iría directo a Nueva York.
Llegué a mi casa y comprobé que había un mensaje en mi móvil de la señora Olga, decía que me había olvidado de ella, así que rápidamente hice una llamada:
Call onn...
- ¡Hola!
- Queridísima mía. ¿Te has olvidado de tu nueva abuela? ¡Ven a tomar un café conmigo! - dijo ella.
- El viaje fue largo, y ayer dejé el móvil a un lado, pero ahora tengo que trabajar, ¡no creo que me dé tiempo! - le expliqué.
- Ahhh... ¡no hay problema! Te espero delante del edificio, ¡estoy en la cafetería gourmet de enfrente!
- De acuerdo. De acuerdo. Voy para allá.
- No tardes, cariño. No puedo esperar. - Dijo ella.
- ¡Muy bien,