Narrador.
Por otro lado, Alonso estaba perdido en el dolor, sin dejar de llorar, sintiendo que su mundo se había acabado. Se encontraba tirado en un rincón de su cama, oliendo la almohada de su esposa sin querer olvidar su aroma, con miedo a un día ya no poder sentirlo.
—¿Qué haré sin ti?, amada mí