Narrador.
Nayeli miró a Oliver desafiante, incluso hasta le molestó que él la estuviera echando sin nada de tacto con su tono grosero y brusco.
—Ermitaño te dije claro que me gusta tu departamento—. Con gesto prepotente volvió a abrir el refrigerador y él volvió a respirar cansado.
—Llegó la mensaje