Vanessa tomó el bolso del mismo modo en que lo dejó en el sofá y salió resonando sus tacones más de la cuenta.
—¿La sigues queriendo? — preguntó Nayeli a un Oliver que aún no había quitado su mirada de la puerta.
—No son cuentas tuyas— le reprochó y Nayeli sintió un enfado mucho más grande.
—Lo son