Narrador.
Al escuchar el timbre de la puerta ser tocado con insistencia Jessica creyó que se desmayaría, las piernas se les aflojaron y empezó a sudar mirando a Mateo, quién notó el temor en su mirada.
—No temas, yo estoy aquí. — Él le agarró las manos para brindarle seguridad.
—Antes no le temía