Los días continuaban transcurriendo y Hanna no se separaba del teléfono, esperaba que su esposo se pusiera en contacto con ella y poder escuchar que todo estaba bien, sus pequeños crecían sanos y fuertes y eso era lo que a ella más le hacía feliz.
Los ataques por parte de Adriano Bennett no se detenían, restaurantes y demás negocios eran robados sin importar la seguridad de los hombres de Enzo, Hanna sabía que si continuaban las cosas de aquella manera cuando Enzo regresara lo único que iba a encontrar eran deudas y todo su imperio destruido.
Hanna se encerraba en la habitación principal a llorar desenfrenadamente, lamentaba la ausencia de su esposo, lo extrañaba con todas sus fuerzas ya que él era la única persona que la hacía sentir feliz y completa, por más que intentó acercarse a su mamá, lo único que obtuvo fue completo rechazo, así que decidió darle espacio para que lograra perdonarla.
Sus pensamientos no la dejaban tranquila al imaginar que su esposo había sido capturado debid