Capítulo 52. La Desesperación.
Unos minutos más tarde, en el coche, el dolor que sentía Ethan se intensificó hasta volverse insoportable. Se aferró al asiento, su respiración se volvió errática y entrecortada.
—Mateo, por favor, llévame a la clínica. Necesito ver al doctor Johnson. Apenas un susurro, cargado de angustia, logró salir de la boca de Ethan.
Mateo, con el ceño fruncido y el corazón en un puño, dijo:
—Voy a llevarte, Ethan. Serénate, por favor —respondió Mateo con voz temblorosa, mientras veía cómo la palidez de Ethan se intensificaba, como si la vida se le escapara poco a poco.
—¿Estás bien? ¿Puedes escucharme?
Ethan cerró los ojos, sintiendo que el mundo a su alrededor se hundía.
—No… no puedo… —murmuró, y en un instante, la oscuridad lo envolvió. Su cuerpo se relajó y se desmayó, dejando caer la cabeza contra el respaldo del asiento.
—¡Ethan! —gritó Mateo, presa del pánico. El conductor aumentó la velocidad, el motor rugió mientras se dirigía a la clínica de urgencias.
—Por favor, aguanta. Estamos cas