A Zachary le había preocupado un poco que su madre pusiera mala cara. Después de terminar el último plato, se apresuró a salir de la cocina e intentó salir de la casa cuando vio entrar a su madre y a Serenity hablando y riendo.
Se detuvo, una sonrisa tiñó su hermoso rostro.
Sabía que no había necesidad de preocuparse por Serenity.
Ella moderaría el ambiente entre su suegra y ella, y no dejaría que su suegra se sintiera mal con ella.
—Mamá.
Zachary llamó a su madre con voz cálida y profunda.
—Olí el aroma al entrar, parece que tu habilidad culinaria no ha retrocedido.
Tania elogió a su hijo y luego le dijo a Serenity.—Serenity, da un paso adelante, haz más y practica más, podrás superarlo.
—Mamá, aún no lo has probado. Puede que la comida preparada de Zachary huela bien pero no sepa bien. Cuando pierda contra mí, deja que cocine y practique sus habilidades culinarias todos los días, y cuando llegue el Año Nuevo, dejaré a él prepare algunos sabrosos para tú y papá.
Los hermosos ojos de T