Kevin, que estaba en la Ciudad Río, sintió muy envidia al ver las actualizaciones de Instagram de Callum.
Sin poder estarse quieto, salió de la oficina, se marchó del hotel y condujo hasta el Grupo Díaz.
En ese momento, Luna acababa de terminar de hablar de un negocio.
Se levantó, alargó la mano para estrechar la del socio y dijo en voz baja: —Espero que tengamos una cooperación agradable.
El hombre le devolvió la sonrisa y respondió: —También lo espero.
Luna le preguntó cortésmente: —Ya es hora de comer, déjeme invitarle a comer algo, ¿está bien?
—Señor Lucas, gracias, pero tengo la agenda muy apretada, no tengo suficiente tiempo y tengo que irme para coger el avión. La próxima vez, espero que la próxima vez que nos veamos, le invitaré.
Luna expresó su entendimiento y comentó: —Si visita a la Ciudad Río, yo tengo que ser el anfitrión sea como sea, cómo le voy a permitir que gaste el dinero. La próxima vez, por favor, asegúrate de dejarme la oportunidad de invitarle.
—Vale, no problema