Luna reprimió la ira y dijo con frialdad: —Gracias, pero no tengo nada que me guste particularmente. Aunque lo tuviera, puedo comprármelo, no hace falta que me lo regales.
—Lo compraste porque te gusta y te lo di porque es mi intención. Lucas, toma este ramo, no desperdicies mi intención. Es la primera vez que mando flores a una persona.
La cara de Luna era muy sombría y dijo: —También es la primera vez que un hombre me regala flores.
—¿Por qué no puede ser? Los hombres también son humanos y también les pueden gustar las flores.
Luna se sintió no poder comunicarse con Kevin.
Este hombre era tan sinvergüenza.
—Estoy ocupado, por favor vete ya.
Luna le pidió fríamente a Kevin que se fuera.
—Me quedaré aquí, no afectará a tu trabajo. Soy tranquilo y prometo no hacer ruido. Cuando termines de trabajar te invito a cenar.
Luna no quiso decir ni una palabra más a Kevin: —Si no te vas, llamaré a guardia de seguridad para que te saquen.
Kevin seguía mirándola con una sonrisa.
Estaba claro que n