De repente, la cara de Lucío se volvió un poco incómoda, y no sabía qué decir por un momento. Quería preguntar por qué Ana estaba con Lucas, pero no se atrevía ni sabía cómo abordar el tema, temiendo que pudiera preguntar algo a lo que no pudiera enfrentarse.
Lucas echó un vistazo al móvil de Ana y vio que era un número desconocido sin ninguna anotación, y frunció el ceño. Ana reaccionó rápidamente y cubrió el auricular con su mano antes de salir de la habitación para contestar la llamada.
El ceño de Lucas se arrugó aún más. ¿Quién podría ser esa persona a quien Ana evitaba al responder la llamada? Una vez que Ana se fue, finalmente rompió el silencio y preguntó:
—Lucío, ¿cómo están las cosas por tu lado? ¿Ya se encuentra bien tu madre?
Ana ignoró por completo la presencia de Lucas y cambió de tema. El corazón de Lucío se sintió un poco amargo, pero no lo demostró.
—Está bien... no es nada serio.
Lucío tampoco quería contarle a Ana sobre las pequeñas manipulaciones de Luz. Si lo supi