Capítulo 550
Adelina lo miraba incrédula.

—Ya te lo he dicho, ese hombre solo me llevó a casa por casualidad, ¿cómo podría limpiar tus desastres? —exclamó.

De repente, temió que esta podría ser una trampa.

—Para el coche, quiero bajarme.

Mientras hablaba, Adelina intentó abrir la puerta del coche, pero la encontró firmemente cerrada.

Al ver que ella se negaba a ayudarlo, Pedro, lejos de disminuir la velocidad, sintió una ráfaga de brutalidad en sus ojos. Los prestamistas ya le habían dado el último aviso. Si no pagaba al menos una parte de la deuda ese día, le cortarían una mano.

La idea de la sangrienta escena hizo que Pedro se armara de valor. Sacó un pequeño frasco de spray y lo disparó directamente hacia Adelina, que aún luchaba por abrir la puerta.

Adelina, ocupada pensando en cómo escapar, no se percató de sus movimientos. Cuando reaccionó, ya era demasiado tarde. Había inhalado una buena cantidad del líquido desconocido.

—¿Qué intentas hacer...? —preguntó Adelina, entrecortadamente.

De pront
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