—No hay nada de qué preocuparse, todos están a salvo, lo siento, antes estaba un poco ocupado y no te lo había dicho.
Ana se apresuró a decirle a Lucío que todo estaba bien, para que no se preocupara más.
—Eso es bueno, eso es bueno —Lucío suspiró aliviado al escuchar eso—. ¿Están en casa? Quiero ir a ver a Javier y a José, supongo que aunque no estén heridos, deben estar asustados.
—Todavía estoy en el hospital. Javier y José no están heridos porque su maestra los protegió, así que, estoy aquí cuidándola.
—Entonces, también iré a visitarla, gracias a ella, por poco ocurre una tragedia.
—No es necesario, estás muy ocupado con tu trabajo, yo puedo manejarlo aquí, cuando volvamos, ven a casa a comer, y recuerda traer a Lantit.
Ana pensó un momento y aún así rechazó la oferta de Lucío de venir a visitar. Ya hay muchas personas aquí, otro hombre podría hacerlo más caótico y hacer sentir incómoda a Karla.
Además, Lantit siempre ha sido un poco consciente de su relación con Lucío, y Ana no q