—¡Pero mira nada más! Aun no creo que estés aquí—Me abraza con fuerza emocionado, me besa y sonríe—Dame solo unos minutos y podremos marcharnos—Asiento y lo observo hacer una par de llamadas, me sonríe nuevamente, se ve feliz, no puedo destruir esa felicidad, pero tampoco puedo engañarlo más después de lo que hice con Alexander.
¡Alexander!
Pensar en él me provoca jaqueca, sobre todo porque se que él provocó todo esto, lo hizo con esta intención, le dije que fue un miserable al engañarme cuando sabia que lo amaba con locura y yo…yo hice lo mismo traicioné a Agustín, sabiendo que me ama.
Llevaba meses insinuando que deseaba algo más que solo besos y caricias, me excusaba con que aun no estaba lista, cuando me decidí solté el nombre del hombre que me hizo daño y no obstante terminé enredada entre sus brazos ante la menor provocación.
—¿Estas bien?, te noto muy distraída—Me pregunta y yo observo que ahora vamos en su auto, ni siquiera me di cuenta como es que llegamos aquí—¿Ha pasad