~ MARCO ~
Dos días habían pasado desde la reunión donde todos intentamos encontrar una solución para la pesadilla que se había vuelto nuestra realidad. Dos días de silencio pesado, de conversaciones en voz baja, de miradas cargadas de preocupación. La mansión Bellucci en la Serra Gaúcha, normalmente un refugio tranquilo, se había transformado en cuartel general de guerra.
Christian me buscó en la mañana de aquel tercer día, su rostro mostrando una determinación que reconocí como decisión ya tomada.
"Necesito hablar contigo y con Maitê. A solas", dijo simplemente.
Encontramos a Maitê en la biblioteca, hojeando distraídamente un libro que claramente no estaba leyendo. Levantó los ojos cuando entramos, y por la tensión en su rostro, sabía que aquella conversación sería importante.
Christian prescindió de formalidades y fue directo al punto, como siempre hacía cuando tenía decisiones difíciles que comunicar.
"No puedo decidir sobre lo que harán en relación a los Parques Salvani", comenzó,