~ MAITÊ ~
Aquel beso no era una invitación; era una reivindicación. Un sello de posesión que no sabía cuánto necesitaba hasta que sus labios se movieron sobre los míos con una furia posesiva que me quitó el aliento. Cada duda, cada fragmento de inseguridad que me había consumido minutos antes, se disolvió en el calor de aquella boca, sustituido por una necesidad tan profunda y primitiva que me hizo temblar en sus brazos.
Cuando me levantó y me colocó sobre el mesón frío de la cocina, un escalofrío recorrió mi espina. El granito helado contra la piel desnuda de mi espalda y el calor abrasador de su cuerpo frente a mí crearon un contraste delicioso y torturante. Él encajó perfectamente entre mis piernas, y yo envolví mis jeans alrededor de su cintura, atrayéndolo más cerca, queriendo eliminar cualquier milímetro que nos separara.
"Marco", susurré su nombre nuevamente, pero era menos un llamado y más una entrega, un reconocimiento del poder que tenía sobre cada fibra de mi ser.
Él no res