Desperté gradualmente, emergiendo de un sueño profundo y reparador que había sido una bendición después de las pruebas de la noche anterior. La luz suave de la mañana se filtraba a través de las cortinas de Nate, creando un ambiente acogedor que contrastaba drásticamente con el horror de esa habitación de hotel. Por algunos momentos preciosos, permanecí acostada, simplemente apreciando la sensación de seguridad y la ausencia del dolor de cabeza martillante que me había atormentado horas antes.
El efecto de la sustancia que James había puesto en mi bebida finalmente parecía haber desaparecido completamente. Mi mente estaba clara, mis movimientos coordinados, y aunque todavía sentía una incomodidad emocional residual, físicamente me sentía casi normal nuevamente.
Bajé a la cocina todavía vistiendo la camiseta de Nate y los pantalones