~ Alessandra ~
El sonido de mis tacones Louboutin golpeando contra el piso de mármol de la habitación resonaba en un ritmo impaciente que reflejaba perfectamente mi estado de ánimo. Cuarenta y cinco minutos. Cuarenta y cinco malditos minutos esperando para ver si mi plan daría resultado.
Me detuve frente al espejo y ajusté mi vestido rojo por tercera vez, irritada no solo por la demora, sino por el ambiente en el que me encontraba. El reflejo que me miraba era impecable, como siempre: cabello perfectamente cepillado cayendo en ondas elegantes sobre los hombros, maquillaje aplicado por uno de los mejores profesionales de Londres, joyas Lennox exclusivas.
Pero aunque fuera un Hotel Milani —y yo reconocía la calidad cuando la veía—, nunca me había alojado en una habitación tan... inferior. La suite ejecutiva era bonita, sí, con sus vistas panorámi