La consulta de rutina de Matteo en el hospital había transcurrido mejor de lo que esperaba. El Dr. Portella se mostró visiblemente satisfecho con el desarrollo del bebé, confirmando que estaba ganando peso adecuadamente y que todos los reflejos estaban perfectos para su edad corregida. Siempre era una alegría escuchar que mi pequeño guerrero continuaba fortaleciéndose cada día.
"Está absolutamente perfecto", dijo el pediatra, entregándome a Matteo después del examen. "Pueden continuar exactamente como lo están haciendo hasta la próxima consulta."
Sentí un alivio profundo lavándome. Aun sabiendo racionalmente que Matteo estaba bien, todavía había una ansiedad maternal constante que solo se calmaba con la confirmación médica oficial. Besé su frente pequeña y suave, inhalando ese perfume dulce de bebé del que nunca me cansaba.<