Antonietta estaba sentada en un cómodo sillón, absorta en su libro, cuando Ângelo se acercó a ella.
—Sra. Amorielle, Giuseppe Denaro está aquí —informó Ângelo, seriamente.
Antonietta levantó la mirada del libro, con expresión de sorpresa y extrañeza.
—¿Giuseppe? —repitió Antonietta, sorprendida—. ¿Qué está haciendo aquí?
—Dijo que vino por invitación.
Antonietta se levantó del sillón y siguió a Ângelo hacia el vestíbulo. Mantuvo la guardia alta, preocupada por la presencia de Giuseppe. Llegó al vestíbulo y encontró a Giuseppe parado en la puerta, con una expresi&oacut