Akem
Voy conduciendo a toda mecha, Arabella ha dejado de delirar; le coloco dos dedos en el cuello para tomarle el pulso y no se siente nada.
¡No me puede dejar joder!.
Hago lo mismo con su muñeca, nada, acelero más; pasandome por los huevos los semáforos. Llegamos al hospital y Boris me está esperando afuera. Salgo del coche, corro hacia el lado del copiloto y cargo a mi diosa. Boris corre hacia mí.
— ¿Qué pasó hermano? — dice preocupado.
Lo ignoro totalmente, me adentro en emergencia.
— Por favor, necesito una camilla — grito desesperado. — Soy el puto dueño asi que muevan