Los días pasaron convirtiéndose en semanas, y estas en meses.
Dos meses habían transcurrido, la pierna de Arielle ya estaba mucho mejor.
—Muy bien señora Alighieri, vamos a retirar el yeso y le pondremos una férula, esto será el proceso final, por un mes la usará.
—Eso significa que me queda un mes para disfrutar de este bello paraíso.
—Eres bienvenida a quedarte si lo deseas. —dijo Gabriell mirándola fijamente.
—Tiene que hacer terapia de movimiento en el agua. —ordrnó el Galeno
—De eso me encargo yo doctor.
Y es que en ese tiempo que habían compartido juntos, su relación amistosa se hizo mas fuerte.
—Tenemos una vida, tu con tus proyectos y yo con mi viaje pendiente
Gabriell no dijo nada, solo la miró fijamente mientras ella actuaba con indiferencia.
El Galeno colocó la férula y Gabriell intentó cogerla en brazos.
—Ya no hace falta, ya puedo caminar. —se negó Arielle. Gabriell sonrió sin hacerle caso.
—Ya me acostumbré a cargarte.
Subieron a la camioneta y fueron de regreso a la