Dana
— ¿Irnos? ¿Pero…? —balbuceo las palabras. Miles de cosas pasan por mi cabeza.
—Tengo más poder en Seattle. Aquí no…—niega.— ¿Acaso viene con un revolver o qué? —su rostro permaneció frío. Esa era una respuesta.—No los voy a arriesgar. Puedo protegerlos en Seattle, en nuestra casa. No aquí, hay muchos puntos ciegos llenos de peligro. Sea o no que venga con un revolver no pienso arriesgarme.— ¡Puedes contratar gente! ¿Cómo vamos a dejar todo por ella? ¿Otra vez? ¡No! Contrataré personal de seguridad inclusive si tengo que poner guardaespaldas, lo hago, pero no pienso correr a esconderme por ella.— ¡Esto es por su seguridad, Dana! ¡Deja de ser egoísta! ¡Deja de pensar todo lo que vas